Si el Gobierno de Sánchez no frena la huelga de Babcock España, que pretende rebajar los sueldos un 30%, se dejarán de salvar 10.000 vidas

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Los trabajadores critican el “descaro” de la adjudicataria del servicio de Salvamento Marítimo


Casi 11.000 misiones de emergencia sanitaria y cerca de 10.000 pacientes atendidos. Esos son los números que esgrime la empresa Babcock España -dirigida por el CEO Ángel Rodero Samaniego– en las más de 40.000 horas de vuelo practicadas en 2017 entre operaciones de extinción de incendios, misiones de búsqueda y rescate, formación y vigilancia. No hay duda, la antigua Inaer, es la compañía aeronáutica española líder en servicios de emergencia aérea y mantenimiento de aeronaves. A pesar de tener su base en Muchamiel (Alicante) y de operar íntegramente en nuestro país, su matriz Babcock International Group es de origen británico.

Las alarmas de la multinacional saltaban a mediados de mayo y no precisamente por la alerta de una nueva misión de rescate a realizar por sus profesionales. En esta ocasión quién se encontraba en estado crítico era la propia empresa ante el anuncio de que los sindicatos UGT, CC OO, SLTA y CGT convocaban una huelga para todos los trabajadores pertenecientes a la empresa Babcock Mission Critical Servicies España SAU en todas sus bases y centros de trabajo. Una decisión que engloba a pilotos, rescatadores, mecánicos, administrativos de Salvamento Marítimo, helicópteros sanitarios, incendios y Vigilancia Aduanera, entre otros. España entraba en la mayor crisis de emergencias de su historia y necesitaba un rescate inmediato.

Dos versiones distintas: Ábalos (Fomento) y Hacienda (Montero)

“Nos jugamos el tipo a diario y nuestra empresa nos lo recompensa haciéndonos responsables directos de su mala gestión”, reconocía uno de los 300 pilotos que trabajan para Babcock. El principal motivo del parón es que la empresa quiere aplicar una reducción unilateral del salario del 13% al 30% que afectaría a los servicios de Vigilancia Aduanera, Salvamento Marítimo, emergencias sanitarias e incendios, servicios esenciales para el ciudadano y que requieren de altísima especialización del personal.

En medio de esta huelga, el ciudadano se encuentra totalmente desamparado. Por un lado, los pilotos de Aduanas de la Agencia Tributaria, dependiente del Ministerio de Hacienda de María Jesús Montero, dicen que no se han establecido los servicios mínimos para ninguna de sus cuatro bases. Por otro lado, el Ministerio de Fomento de José Luis Ábalos, encargado de Salvamento Marítimo, asegura que sí ha establecido que los servicios mínimos que han de prestar sus pilotos.

Ocho días después de la convocatoria de huelga, la compañía británica sufría una caída tanto de sus ingresos como de su beneficio, situando las ventas en los 4.474,8 millones de libras esterlinas, un descenso del 4% respecto al mismo periodo del curso anterior. El beneficio antes de impuestos se hundía un 40%, hasta los 235,2 millones de libras. El resultado en bolsa no se ha hecho esperar. El precio de las acciones de Babcock se desplomaba un 9,31%, hasta las 4,6 libras por título, su nivel más bajo desde finales de 2010.

Una empresa en el punto de mira

Ha sido el sindicato de la Conferencia General de Trabajadores (CGT) el que ha denunciado una supuesta ínfima transparencia de Babcock España, que no hace públicas las cuentas.  Muchos son los que ya conocen las artes oscuras de la antigua Inaer, presidida por Luis Miñano hasta 2012, quien dejó a Babcock una herencia de más de nueve millones de euros en deudas. Hace poco más de un año, la Audiencia Nacional tumbaba un recurso de la multinacional tras haberse destapado operaciones irregulares y simulaciones de préstamos de la compañía para eludir el pago de impuestos por un importe de más de seis millones de euros más otros tres millones de euros en concepto de sanción. La sentencia asegura que Inaer Aviation Spain S.L habría simulado préstamos participativos que concedieron sus socios para financiar la adquisición de participaciones de la propia empresa. Estos hechos sucedieron en 2017 justo cuando la compañía decidió cambiar su nomenclatura, ¿acaso el cambio de imagen era parte también de una estrategia?

En Galicia, Babcock se encarga de los contratos públicos de salvamento y de operaciones contra incendios de la Xunta de Galicia, y en este territorio también ha estado en el punto de mira de los organismos controladores como el Consello de Contas debido a presuntas irregularidades y no estar al corriente de sus obligaciones fiscales, lo que pone en riesgo la operatividad de los servicios de emergencia aéreos.

Un acto premonitorio

Con la papeleta que tiene Babcock en este momento encima de la mesa, su director ejecutivo, Ángel Rodero, transmite toda la calma del mundo y continúa ejerciendo la actividad ordinaria de la empresa como si nada pasara. El pasado 30 de junio conmemoraba junto a SENER el final del programa de extensión de vida de la Tercera Escuadrilla de helicópteros AB-212 de la Armada Española. Unas  aeronaves que entraron en servicio en 1974 y que ahora, 45 años después, se dejan morir justo en el momento más delicado de Babcock y cuando menos pilotos hay disponibles para emplearlos. ¿Se estará dejando morir también a Babcock?

FUENTE:AQUÍ

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