La vergüenza de la justicia

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En el procedimiento judicial abierto en 2014 por los hechos de la playa de Tarajal, en el que murieron ahogados quince inmigrantes al intentar entrar a nado en España ilegalmente desde Marruecos a través del enclave de Ceuta, tras la intervención de más de una quincena de agentes de la Guardia Civil, que dispararon pelotas de goma mientras los migrantes estaban en el agua, se ha ordenado el sobreseimiento libre y el archivo de la causa por parte de la magistrada. Hubo dieciséis imputados y aclaro, no todos los ahogados recibieron impactos de pelotas de goma, aunque cabe la posibilidad… remota si quieren… que el impacto de pelotas de goma cerca de uno perturbe el buen fin del nado, máxime si no sabe nadar. Eso lo dejo a gusto del consumidor. Pero, según se deduce allí no pasó nada.

El sobreseimiento fue ordena do el pasado 26 de enero por la magistrada de Instrucción 6 de Ceuta, en las diligencias previas 123/2014, de cuyo nombre no quiero acordarme y de tratamiento Ilustrísima, quien parece estar de acuerdo en que, cuidado con lo que van a leer, es cierto: «los inmigrantes (las quince personas muertas) no eran personas en peligro en el mar que precisasen ayuda en el sentido referido en el Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS) y la Convención Internacional sobre SAR Marítimo».

Eso es, al menos, lo que cabe deducir de su auto porque se muestra de acuerdo con las razones del anterior sobreseimiento, al que se remite, dictado en octubre de 2015 por otra jueza y que resultó revocado, y entre cuyas razones consta la que se ha entrecomillado. Pero les aseguró que hay más razones invocadas, tan o más sorprendentes que la citada. Su adhesión a dichas razones, se contiene en el párrafo segundo del fundamento jurídico primero de su auto.

Lo dicho para explicar por qué no se acudió por parte de Salvamento Marítimo a salvar a los que se hallaban ahogándose, una gélida noche de febrero. Ya saben, visto lo visto, si ven a alguien ahogarse en el mar, antes de llamar a Salvamento Marítimo, interróguenle acerca del punto de entrada, motivaciones del nado y permiso de residencia, si no vendrá el coco, o igual les hacen llegar la factura. A saber.

Para echarse a llorar

Pocas veces el dicho es tan adecuado, sería para reír si no fuera para echarse a llorar. Ésta es la sensibilidad y compromiso social de la juez en cuestión con quince muertos, lo cual es de lamentar. Pero ésta es, también, la impunidad que circula en la frontera sur de Europa y de España cuando de inmigrantes y represión estatal se habla. No digo que la jueza no quiera, a lo mejor no sabe. O no le dejan. O es normal que mueran quince personas y aquí no pase nada. Esto también puede ser una opción. Esta última opción sería una vergüenza, cualquiera de las demás también.

Y esto sucede en la misma semana, día más día menos, en la que la monarquía, como si tuviéramos dudas el común de los mortales, pretende mostrarse cercana y nos enseña que, cómo nuestros hijos, padres y nietos, ellos también comen sopa, van en utilitario al colegio, y se esparcen, en general como es vocación de todo ciudadano por otro lado.

Que alguien se esfuerce en presentarse como normal, nos permite colegir que en su fuero interno piensa que no lo es. Y es cierto, no lo es. Porque siendo la máxima autoridad del Estado, cuando un juez ordena la «busco palabra y no la encuentro para definir lo que pienso del auto de sobreseimiento libre» que acaba de ordenarse, lo que impone la lógica normal a un Rey es visitar un centro de acogida de inmigrantes.

Hablar de la inmovilidad del Gobierno en las acogidas, y mojarse, pero mojarse de verdad, no como los quince desgraciados que murieron en Tarajal, no como los espaldas mojadas que sin esperanza y con miseria cruzan la frontera mexicana, una frontera tan peligrosa, no más, por metro cuadrado que la de Melilla o Ceuta. Mojarse como ya tocaría que hiciera algún Rey de España, aunque fuera una sola vez en la historia de este país. Por estadística toca.

Los ciudadanos no les pagamos para que coman sopitas. Para ver como se hace, ya están los libros de TEO: Se acuerdan? Teo va a la escuela, me salté Teo come sopitas.

FUENTE:AQUI

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