Sí se puede, pero no quieren.

Use las teclas ← → (flechas) para navegación

“Existe el dinero para reforzar las tripulaciones y hacer más eficaces los rescates de vidas en la ruta canaria, pero no se realizan las contrataciones y se invierten cantidades millonarias en tecnología, que una vez adquirida también necesitará mano de obra para su funcionamiento”. Ismael Furió (Secretario de Organización de CGT Mar y Puertos).


Existe el dinero para contratar a más personal de refuerzo en Salvamento Marítimo, pero el Gobierno español no lo hace. Pasada la “fiebre mediática” de los presupuestos, como explica Ismael Furió en una entrevista para COPE Canarias esta misma mañana,-y sabiendo que ya la actualidad política se centra en las elecciones de Madrid, las dimisiones y los cambios de sillones y despachos-, no solo no se llevan a cabo estas contrataciones, sino que además, desde las cúpulas políticas del ente, admiten que las trabas burocráticas para destinar esta partida presupuestaria a los refuerzos exigidos por CGT son importantes y llevará su tiempo superarlas. Mientras, asistimos a un nuevo repunte de llegadas, la muerte de niños y la desaparición de embarcaciones, como el caso de la última patera. ‘Caminando Fronteras’ difundía el desesperado mensaje de sus ocupantes pidiendo auxilio, y cuya búsqueda en el Atlántico mantiene activada Sasemar en estos momentos.

La APDHA, en su informe anual sobre Derechos Humanos en la Frontera Sur correspondiente al año 2021, ha dado a conocer bastantes datos sobre el drama migratorio de miles de personas en nuestras costas. Según esta ONG, durante el pasado año murieron o desaparecieron intentando llegar a Europa 1.717 personas migrantes. De todas ellas, solo se pudieron recuperar el cadáver de 637. Pero lo que es peor aún, según este colectivo, es que en nuestra sociedad no solo se ha interiorizado que las políticas migratorias de los Gobiernos de la Unión Europea –entre ellos el de nuestro país-, sean legítimas, sino que también se ha puesto en marcha todo un sistema de medidas judiciales, sociales y políticas que responsabilizan de esta situación a criaturas que huyen de la miseria, de guerras, de desastres naturales, de los efectos del cambio climático o simplemente que lo hacen persiguiendo una oportunidad de futuro que les lleve a tener una vida digna. Y esto no es ningún delito.

Desde la sección sindical de CGT en Salvamento Marítimo conocen a la perfección los detalles del viaje de una persona migrante a través de la ruta canaria. Este viaje tiene poco que ver con el que se hace, aunque también es muy peligroso, a través de la ruta del estrecho de Gibraltar o del mar de Alborán, en el que también han muerto y desaparecido muchísimos seres humanos. A diferencia, el trayecto que una persona migrante realiza hacia la península a bordo de una embarcaciones inestables y precarias por el Atlántico, es mucho más largo, está lleno de más peligros y por lo tanto tiene menos posibilidades de acabar bien. Según Ismael Furió, el problema no está ya en los medios materiales de un servicio como Salvamento Marítimo. Los medios destinados a atender cualquier emergencia en el archipiélago canario son amplios, pero no así el número de profesionales que tienen que encargarse de ellos. Las plantillas son muy precarias, insuficientes como desde CGT se viene demandando históricamente, y soportan una gran carga de trabajo en un servicio esencial a la hora de evitar muertes, entre otras cosas porque son estos trabajadores los primeros en llegar y gestionar cualquier tipo de emergencia que acontezca en la mar.

La muerte de seres humanos en cualquiera de estas rutas marítimas guarda relación con los recortes de profesionales del salvamento marítimo en entes que (paradójicamente) fueron creados para salvar vidas, y que desde determinados sectores intentan destruir, privatizar, eliminar o convertir en cualquier cosa alejada de lo que obviamente es: un servicio público y civil.

Las llegadas de personas al Estado español, a través de la ruta del Atlántico, fueron importantes durante el verano de 2020. Luego, a partir de octubre, estas llegadas sufrieron un leve descenso, seguramente debido a las condiciones meteorológicas con las que se encontraban. Durante meses, organizaciones como CGT estuvieron exigiendo más personal, al menos en las unidades con una mayor carga de trabajo. Estas plantillas partían de una situación de gran precariedad debido principalmente al número insuficiente de personas en las cubiertas de las lanchas dedicadas a atender este tipo de emergencias. Furió ha recreado muchas veces la situación del marinero que totalmente solo, en la cubierta de una Salvamar, hace frente al rescate de náufragos desesperados, asustados y nerviosos en alta mar. Rescatar sin más ayuda en cada salida a 30, 40 o 50 personas se convierte en una labor prácticamente imposible. Por eso, en el mes de diciembre de 2020, fruto de la presión sindical, el Gobierno de PSOE-UP cedió, dotando de más tripulantes a algunas unidades de Salvamento Marítimo. El ministro José Luis Ábalos anunciaba en otra puesta en escena mediática más el aumento de las tripulaciones que solo duraron 30 días. Pasado este mes, estos refuerzos fueron retirados.

A pesar de que en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) se logró que una partida económica de 2’5 millones de euros se destinase a la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar) para el incremento de las tripulaciones, se ha reconocido abiertamente que la burocracia sigue unos tiempos y de momento no se van a realizar más contrataciones para aumentar la flota del organismo público, volviéndose al punto de partida.

Desde CGT inciden en algo tan importante como es el hecho de la falta de voluntad política a la hora de acabar, o paliar, el drama de tantas personas migrantes. Este servicio público vuelve a estar bajo mínimos ante un nuevo repunte de llegadas, como el que se está produciendo en estos días, y con una cantidad más que suficiente de dinero que serviría para la contratación de más manos en la lucha contra miles de muertes y desapariciones. Las consecuencias son tan obvias que duele tener que volver a escribirlas porque se constatan con la muerte de la pequeña de dos años de Mali hace tres días o con la llamada desesperada de personas que ven que su embarcación se hunde y nadie les rescata hace pocas horas.

Afirmaba Furió, “nuevas embarcaciones son construidas con anuncios propagandísticos y puestas en escena a través de los medios de comunicación, pero si en estos nuevos medios no van personas que los hagan eficaces de poco o nada sirve invertir grandes cantidades de dinero público. De poco o nada nos servirán casi 20 millones de euros en drones si luego no tendremos a gente que pueda utilizarlos”.

Ni más sueldo, ni más descansos… solo más personas que puedan rescatar e condiciones de seguridad a quienes desesperados se lanzan al mar como última esperanza. Pero no quieren.

Macarena Amores

Gabinete de Prensa de CGT Sector Mar y Puertos

Use las teclas ← → (flechas) para navegación